Recerca sobre un autor expuesto en el museo de granollers.

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LA OBRA DE MIRALDA, pensada hecha y dirigida al público más amplio posible - iniciado en las cosas del arte o no -, se propone siempre reunir un gran número de personas alrededor de un acontecimiento o ritual que se comporten, no como espectadores pasivos sino como activos coparticipantes. Sus proyectos tratan de ir más allá del circuito cerrado de la galería y el museo, se convierten en obra efímera y en vehículo de comunicación al alcance de todos, ya que incide directamente en la memoria colectiva.
Con sus propuestas, Miralda no se limita nunca a divertir o fascinar sino que desde el comienzo hasta ahora basa toda su obra en una reflexión y la convierte en una ética del diálogo y el consenso, un lugar de encuentro de los diversos pueblos, las diversas etnias y culturas mediante el recurso al símbolo, la fina ironía, la reducción al absurdo de toda prepotencia o sed de dominio, con la voluntad expresa de mantener un rigor estético y lograr el pleno dominio de la gama de color.
Desde sus primeras obras de los años sesenta, cuando se valía habitualmente el circuito de las galerías y exponía los aparentemente inocuos Soldats Soldés (Soldados de saldo), hasta sus proyectos más recientes dirigidos a auténticas multitudes y que se caracterizan por la participación de innumerables colaboradores, sin los cuales estos proyectos no hubieran podido tener lugar, siempre su obra refleja una misma voluntad de comunicación y de reflexión crítica, de conseguir una sensación de paz y de tolerancia algo que da sentido a todo aquello que proyecta y lleva a cabo.
Quizá su cualidad más relevante es haber conseguido que, a pesar la infinidad de colaboradores que requiere cada uno de sus proyectos, tanto si son anónimos como no, imprimir su sello inconfundible, rechazar cualquier tentación kisch y mantener en todo momento un punto de elegancia espiritual y un exigente nivel estético hasta en sus obras más comprometidas.
Miralda ha llevado la imaginación y la potencia creativa a los lugares más variados, desde la 9ª Avenida neoyorquina hasta Sidney, Tokio o Texas, desde París hasta Nueva York o Miami (ciudades que han sido sus tres sucesivos lugares de residencia), sin perder nunca el contacto con Cataluña, donde no ha dejado de volver año tras año con proyectos nuevos, no siempre llevados a cabo, por cierto.

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